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23 de noviembre de 2024

Imagina por un momento dejar tu hogar, tu país, y aventurarte en un viaje incierto hacia lo desconocido. Ahora, imagina hacerlo no solo, sino acompañado de una ardilla. Sí, has leído bien, una ardilla.

Esta es la historia de Yeison, un joven migrante venezolano de 23 años y su inseparable compañera, Nico, una ardilla con una franja negra y motas de pelo blanco.

Yeison encontró a Nico en Venezuela, cuando la ardilla parecía recién nacida y estaba a punto de ser pisada. La llevó a casa, donde se convirtió en parte de su familia, alimentándola con yogurt y frutas.

El vínculo que se formó entre ellos fue tan fuerte que, cuando Yeison decidió buscar una vida mejor en Estados Unidos, no pudo dejar a Nico atrás​​​​​​.

Un Viaje Lleno de Desafíos

El camino de Yeison y Nico no fue fácil. Tuvieron que atravesar la peligrosa selva del Darién, donde Yeison recuerda haber pasado por encima de un cadáver.

En su travesía, Yeison tuvo que vender su celular por 35 dólares para pagar el transporte de Nico en un autobús. Durante seis meses, vivieron en una tienda de campaña en un asentamiento en Matamoros, justo al otro lado de la frontera de Brownsville, Texas​​​​.

La Difícil Decisión en la Frontera

Ahora, frente a la posibilidad de solicitar asilo en Estados Unidos, Yeison se enfrenta a una decisión difícil: la posibilidad de tener que dejar a Nico atrás.

Las políticas fronterizas no suelen permitir el cruce de animales, y aunque Yeison ha recibido ayuda de Gladys Cañas, directora de la ONG Ayudándoles A Triunfar, para documentar las vacunas de Nico, las posibilidades de que le permitan llevar a su ardilla consigo son escasas​​​​.

Yeison teme que separarse de Nico pueda afectarlos emocionalmente a ambos. Esta situación refleja el dilema que enfrentan muchos migrantes: decidir qué y a quién llevar en su viaje hacia un futuro incierto.

Para Yeison, la presencia de Nico ha sido una fuente de valentía y consuelo en los momentos más difíciles de su viaje​​​​.

Un Final Incierto

Aunque la historia de Yeison y Nico aún no tiene un final, su viaje juntos es un testimonio de la resistencia humana y el poder del vínculo entre un hombre y su mascota.

A través de desafíos inimaginables, han demostrado que, a veces, la compañía más improbable puede ser la más significativa.

Mientras Yeison se prepara para el siguiente capítulo de su vida, la esperanza de que Nico pueda acompañarlo permanece, simbolizando la lucha y los sueños de muchos migrantes que, como él, buscan un futuro mejor, sin importar los obstáculos que deban enfrentar.

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