Más del 80% de las personas sufrirán acné en algún momento de su vida y, aunque lo más frecuente es que lo hagan entre los 14 y los 17 años, no es una condición exclusiva de la adolescencia. No es raro ver bebés de menos de un mes con acné y, aún menos, a mujeres adultas con este problema.
El acné es un trastorno inflamatorio tan frecuente que muchos lo consideran como un proceso fisiológico y normal. Pese a no tratarse de una enfermedad grave en la mayor parte de los casos, es capaz de provocar graves trastornos en la autoestima de quien lo padece.
Tratamiento individual
Es cierto que la mayoría de casos de acné en adolescentes se van a solucionar con el simple paso del tiempo, pero no por ello debemos infravalorar el impacto psicosocial que es capaz de llegar a producir en este tipo de pacientes. De ahí que, de una forma o de otra, busquen una solución a su problema y que muchas veces recurran a remedios de lo más variopintos (e incluso potencialmente nocivos) que encuentran en Internet, lo que puede provocar que, aunque la lesión no persista, las consecuencias del acné más inflamatorio en forma de cicatrices duren de por vida.
Además, no todos los casos de acné se resuelven espontáneamente. En ocasiones, y especialmente en mujeres, pueden durar hasta la vida adulta. De ahí la importancia de recurrir a un dermatólogo. Solo él podrá fijar un tratamiento adecuado a cada tipo de piel persona y a sus condiciones: la edad, el tipo de acné…
Las opciones terapéuticas son muy variadas y se seleccionarán en función de la edad, de la preocupación para el paciente, del tipo de acné, o incluso del sexo del paciente. Existen multitud de tratamientos tópicos (cremas y geles) capaces de solucionar o controlar los casos más leves, pero en ocasiones habrá que recurrir a tratamientos antibióticos orales (sobre todo se utilizan las tetraciclinas), anticonceptivos orales (en aquellas mujeres en las que el componente hormonal sea relevante) o la isotretinoína, un derivado sintético de la vitamina A, reservado para aquellos casos más graves o persistentes.