Todo el mundo sabe que los alimentos salados te generan sed, pero según una nueva investigación, cuando las personas aumentan su ingesta de sodio a largo plazo, en realidad beben menos agua. Y ese no es el único hallazgo sorprendente del estudio:
Los altos niveles de sodio también aumentan los sentimientos de hambre, dicen los autores, lo que puede sugerir que las dietas con alto contenido en sal contribuyen al aumento de peso.
Los posibles efectos de la sal
Tiene sentido que con una dieta alta en sal, el cuerpo quiera evitar la pérdida de agua. Así que los riñones tienen que encontrar una manera de aumentar el contenido de agua y si tienes más contenido de agua en tu cuerpo, vas a tener menos sed.
Si una dieta alta en sal desencadena un aumento de los glucocorticoides, podría predisponer a la gente a otros problemas de salud crónicos, incluso en ausencia de cambios en la presión arterial. Esto podría potencialmente aumentar el riesgo de síndrome metabólico, una combinación de tres o más factores de riesgo para la enfermedad cardíaca y la diabetes.
Un ajuste en la sal dietética cambia el metabolismo de proteínas, grasas y altera los hábitos alimenticios y de consumo, entre otros cambios fisiológicos en el cuerpo. Aprender más sobre estos cambios puede ayudar a los científicos a desarrollar nuevos tratamientos para condiciones como presión arterial alta y insuficiencia cardíaca congestiva.
Si las teorías se mantienen, las reducciones en el contenido de sodio en las industrias de alimentos y restaurantes envasados podría prevenir algunos de estos efectos nocivos sobre el metabolismo y el apetito.
Hasta entonces, la recomendación es tomar un enfoque simple para reducir el sodio y controlar tu peso. Si comes menos de todo, automáticamente consumirá menos sodio. Así que la conclusiones ejercitarse un poco más y comer menos.