Lee Jae-yong, el heredero de Samsung fue declarado culpable de soborno, malversación de fondos, ocultación de activos en el extranjero, encubrimiento de actos criminales y perjurio. A sus 49 años, Lee se enfrenta a cinco años de prisión, si embargo, el fiscal pedía doce.
Lee está envuelto en un complejo escándalo de corrupción que salpica a la expresidenta de Corea, Park Geun-hye, destituida en marzo. Lee, quien dirige el Grupo Samsung desde que su padre sufriera un ataque al corazón en 2014, pagó 38 millones de dólares en sobornos a la expresidenta a cambio de favores políticos.
Es la tercera generación de líderes de Samsung condenados, tras su abuelo y su padre, Lee Kun-hee, que recibió una sentencia de tres años por evasión fiscal en 2009, pero luego fue liberado de los cargos. Los surcoreanos están acostumbrados a que los líderes de los chaebols o conglomerados empresariales reciban sentencias de poca importancia o sean indultados, pero no parece que ese vaya a ser el caso de Lee Jae-yong.
Aun así, sus abogados recurrirán la sentencia. Durante el juicio, Lee rechazó las acusaciones y descargó la responsabilidad en otros ejecutivos. La expresidenta Park Geun-hye y su amiga Choi Soon-sil, protagonistas del escándalo político del siglo en Corea del Sur, todavía deben ser juzgadas.
En cuanto a Samsung, las diferentes empresas que forman el gigantesco conglomerado suponen cerca de un tercio de la economía de Corea del Sur. La condena de Lee, además de dejar sin cabeza a Samsung para la toma de decisiones, es un duro golpe para la reputación de la compañía.