El tiempo es sin duda uno de los principales indicadores de los éxitos de cualquier tipo. Afirmarse con continuidad y sin parar en lo más alto de cualquier contexto, tanto deportivo como laboral, es la señal de que se han hecho las cosas bien y de que el modelo empleado es el mejor. El caso de Pep Guardiola en el fútbol es uno de éstos.
El técnico catalán, que hace dos temporadas decidió emprender un nuevo desafío recalando en el Manchester City, lleva 10 años exactos en lo más alto del balompié mundial desde que se sentó en el banquillo del primer equipo del Fc Barcelona. Y no solamente por haber entrenado a grandes equipos sino, sobre todo, por la manera en la que los hizo jugar y por el ideal bonito y romántico de su fútbol. No es un caso que su historial de victorias hasta ahora es único y prácticamente incomparable con ningún otro técnico en el mismo tiempo de actividad.
Guardiola ha empezado por el filial del Barça, dónde ha conocido a dos jugadores como Sergi Busquets y Pedro Rodríguez, que después pasarían a ser fijos en el primer equipo. A partir de entonces hasta el día de hoy, han sido múltiples los desafíos que el de Santpedor ha decidido afrontar.
En primer lugar, cuando llegó al primer equipo del Barça, decidió prescindir de dos cracks como Ronaldinho y Deco para no distraer ni hacer sombra a Lionel Messi, que con él empezó definitivamente su proceso de eclosión y su recorrido de estrella absoluta. Después Pep implementó un tipo de juego basado en la posesión y en el peloteo constante del equipo, aprovechándose de dos fenómenos como Xavi e Iniesta y creando entonces un sistema de juego basado en la continua asociación entre jugadores y en una ocupación optimal de los espacios. Totalmente convencido de que en el área no se vive sino se llega, Guardiola hizo de su Barça una máquina de fútbol excelente y con una vocación ofensiva sin iguales, ganando dos Champions League en cuatro temporadas. Su filosofía de fútbol cautivó a todo el mundo, hasta que el Bayern Munich decidió ficharlo para implementar este tipo de juego en su casa. Los éxitos se dieron también en Alemania, con tres ligas seguidas ganadas por el club bávaro, que sin embargo se quedó con la espina de no haber superado nunca las semifinales de Champions con Pep al mando.
La última gran obra de arte de Guardiola se llama Manchester City. Tras un año de adaptación el fútbol inglés, el técnico catalán ha logrado no solamente imponer su juego de toque en una campeonato donde se juega al pelotazo, sino que ha sabido ganar con su fútbol. Kevin De Bruyne y David Silva se han elevado a principales exponentes de su fútbol creativo y asociativo y gracias a ellos Pep ha conseguido construir un centro del campo virtuoso y totalmente fiel a su filosofía de juego, en el décimo año de una carrera extraordinaria.