El lupus es una enfermedad autoinmune crónica, que cursa con brotes y que provoca que el sistema inmune comience a atacar a los tejidos propios, creando un exceso de anticuerpos anómalos en el torrente sanguíneo y causando inflamación y daños en las articulaciones, los músculos y en diferentes órganos. El perfil más afectado es la población femenina, siendo mujer 9 de cada 10 personas afectadas.
Una persona con una enfermedad reumática no tiene por qué ser un enfermo condenado al inmovilismo. Debe de hablar con su médico y profesionales deportivos que le ayuden a comenzar un programa de manera lenta pero constante y dentro de sus capacidades.
Aunque esta pasada primavera se inició un estudio sobre este tema en la Universidad de Granada con 60 mujeres afectadas por esta enfermedad, el American College of Rheumatology sugiere que las personas con lupus realicen 4 tipos de ejercicios: flexibilidad, fortalecimiento, aeróbicos y conciencia corporal.
A parte del efecto inmunomodulador del ejercicio, un paciente con lupus va a experimentar otras mejoras en su día a día:
- Reducción del estrés, el ejercicio actúa como relajante reduciendo el cortisol por lo tanto se reduce también la inflamación.
- Mantiene un corazón sano y mejora el sistema cardio-respiratorio.
- Mejora la rigidez muscular y aumenta la fuerza.
- Previene la osteoporosis, un hecho muy a tener en cuenta ya que los pacientes de Lupus suelen recibir corticoesteroides y deben evitar a toda costa la exposición solar, por lo que suelen tener carencias de vitamina D entre otros.
- Mejora los síntomas depresivos, la fatiga y el dolor crónico típicos de esta patología. La práctica de ejercicio libera opiáceos endógenos como las endorfinas.
- Ayuda a controlar el peso y minimiza las posibilidades de sufrir Síndrome de Cushing.
- Acudir a un fisioterapeuta cualificado es más que aconsejable porque va ayudar a reducir el dolor, la inflamación y el edema, tanto en episodios de brote como en épocas de remisión.