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4 de octubre de 2024

Posiblemente este sea uno de los lugares en los que cultura popular y evidencia científica más se encuentran: el desayuno. Desde niños, como pilar de un crecimiento adecuado, hasta adultos, como hábito esencial de quienes están en mejor forma, siempre se habla de la importancia de esta primera del día para mantener una buena salud.

Y la ciencia lo corrobora con estudios como el español publicado recientemente en Journal of American College of Cardiology (JACC) que ha probado la relación entre un desayuno deficiente y una mayor incidencia de acumulación de grasa en las arterias, una enfermedad llamada aterosclerosis.

Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) analizó tanto el desayuno como las arterias de 4.000 personas sin aparentes problemas de aterosclerosis. Al contrastar ambos factores, comprobaron que el 75% de los participantes cuyo desayuno aportaba menos del 5% de las calorías diarias sufría algún tipo de aterosclerosis, mientras que la cifra de enfermos se reducía al 57% entre quienes desayunaban el 20% o más de las calorías.

Cuando los resultados se restringen a grados más graves del problema, la incidencia aumenta a medida que el desayuno es más pobre: el 29% de quienes desayunaban poco tenían afectadas cuatro de las seis arterias principales (una enfermedad que se conoce como ‘aterosclerosis subclínica generalizada’), pero solo el 10% de quienes desayunaban enérgicamente.

Aunque estas cifras dan a entender una relación directa entre desayunar insuficientemente y sufrir aterosclerosis, los investigadores no se han atrevido a concluir este nexo inmediato.

Sin embargo, sí comprobaron que los participantes que desayunaban poco también consumían más alcohol, tabaco y carne roja que quienes desayunaban bien, así que es muy posible que el nocivo hábito de saltarse el desayuno (o tomar solo un café) sea un reflejo de un estilo de vida poco saludable en general que sí puede ser la causa directa del problema cardiovascular.

Un buen desayuno

Según estudios anteriores, desayunar de forma adecuada incrementa las posibilidades de seguir una alimentación saludable durante las horas posteriores, además de ayudar a mantener la línea.

La doctora Kathleen M. Zelman explica en el portal WebMD que “si tu cuerpo no obtiene la suficiente energía de la comida, te sentirás dominado por la falta de energía y tendrás más posibilidades de comer en exceso a largo del día”.

La recomendación de los dietistas de un desayuno equilibrado siempre comprende alimentos de los tres macronutrientes: hidratos de carbono, grasas (saludables) y proteínas.

Por otro lado, si incluye un huevo (cocido o hervido) y una fuente de fibra como, por ejemplo, los copos de avena, la fruta o el pan integral, te mantendrá saciada durante más horas, una forma sencilla y probada por la ciencia para adelgazar. Y si, siguiendo la pauta que se extrae del estudio del CNIC, esta primera comida de la jornada aporta más del 20% de las calorías diarias, el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares será menor.

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