La migraña es un dolor de cabeza recidivante, es decir; que aparece después de un tiempo de curación, además es pulsátil e intensa, habitualmente afecta a un lado de la cabeza, aunque puede afectar a ambos. Los síntomas de migraña suelen empezar repentinamente y estar precedida o acompañado de náuseas, vómitos o sensibilidad a la luz y al sonido.
Las cefaleas tienden a aparecer primero entre los 10 y los 45 años. Algunas veces, comienzan antes o más tarde en la vida. En muchos casos pueden ser hereditarias y se presentan con más frecuencia en las mujeres que en los hombres. Algunas mujeres, sufren menos jaquecas cuando están embarazadas.
Causas
Las causas exactas de las migrañas se desconocen, aunque las teorías abundan. Hoy en día se cree que es un trastorno con base genética. Algunas de las causas desencadenantes más frecuentes son:
- Herencia: Aunque la forma de herencia no está totalmente establecida, en algunas formas especiales de migraña ya se ha identificado el gen que la transmite situado en el cromosoma 9.
- Edad: En la infancia el dolor de cabeza se presenta por igual en niños y niñas. A partir de la pubertad y debido a los cambios hormonales, se dispara la incidencia de migraña en las mujeres.
- Estrés y ansiedad: Es necesario aprender a relajarse, buscar alguna distracción en momentos estresantes.
- Hormonas: Lo más frecuente es padecer una o dos crisis al mes, fundamentalmente en la época de primavera y otoño, pero estas pueden llegar a durar de 4 a 72 horas. La migraña suele empeorar con la ovulación y la menstruación, así como con la toma de anticonceptivos orales. La jaqueca suele mejorar extraordinariamente cuando la mujer llega a la menopausia.
- Ingestión de alcohol y dieta: Algunos alimentos y bebidas pueden desencadenar dolres de cabeza. Por ejemplo, el alcohol, especialmente el vino tinto o burdeos; las comidas con glutamato monosódico MSG; productos que contienen tiramina; o las carnes en conserva con nitratos.
- Falta o exceso de sueño: También puede ser un desencadenante de la jaqueca.
- Factores medioambientales: El tiempo o los cambios de temperatura, las luces deslumbrantes o las fluorescentes, las pantallas de ordenador, los fuertes olores y las elevadas altitudes.